La energía de las olas

En realidad, la energía que se obtiene del movimiento de las olas marítimas es un derivado indirecto de la energía solar, ya que el aumento de la incidencia del sol en la tierra provoca el calentamiento global, la superficie terrestre por tanto aumenta su temperatura y esto provoca viento, que es lo que provoca las olas. Este tipo de energía renovable se aprovecha porque su principal característica es que las olas se desplazan a grandes distancias sin apenas pérdida de energía, y por tanto, la que se genera en el océano acaba llegando al litoral, donde se puede recoger y transformar para el uso humano.

Este tipo de energía también es llamada energía mareomotriz, y es una forma de obtener energía que en teoría sería perfecta desde el punto de vista de la inagotabilidad; es sabido que los mares y océanos cubre las tres cuartas partes de nuestro planeta, y por tanto, constituyen un enorme depósito de energía en constante movimiento; en la superficie, los vientos provocan las olas, que en condiciones adversas, pueden alcanzar hasta los doce metros de altura, y en las profundidades hay diferencias de temperatura que pueden llegar hasta los veinticinco grados, lo que genera corrientes. La conjugación de superficie y el fondo, junto con la conjugación de la influencia lunar y solar, es lo que provoca toda esa energía.

El movimiento de las olas del mar, denominado marea, que produce la energía anteriormente mencionada, se transforma en electricidad en las centrales mareomotrices; lo que se aprovecha, es la energía liberada por el ascenso y descenso de las olas, lo que técnicamente se llama flujo y reflujo. Consiste en aprisionar el agua en el momento en que la marea es alta y liberarla durante la bajamar, obligándola a que pase por unas turbinas. Entonces, cuando la marea sube el nivel del mar es superior al del agua que se encuentra dentro de la ría que se ha formado al encerrar el agua; cuando se abren las compuertas, el agua pasa de una zona a otra del embalse, y estos movimientos hacen que se muevan las turbinas de los generadores de corriente eléctrica, estratégicamente colocados al lado de los conductos por los que circula el agua. Pero si la marea baja, el nivel del mar es inferior al del agua embalsada, el agua por tanto realiza un movimiento contrario al anterior que también se traduce en electricidad.

Si nos centramos en los movimientos generados por el viento en la superficie del mar, se producen dos clases de movimientos: las ondas y las olas. Las primeras son observables a simple vista en el mar, aun cuando no haya viento, porque son masas de agua que avanzan de forma constante y cilíndrica, sucediéndose en grupo y de forma paralela en intervalos regulares. La energía cinética que arrastran es muy poderosa; la técnica utilizada para captar la energía desarrollada por las ondas marinas es bastante sencilla, basta con colocar unos flotadores provistos de vástagos que se desplazan a través de guías, los cuales transmiten la energía generada por los movimientos verticales a generadores eléctricos. En la práctica sin embargo, el proceso puede ser bastante costoso, ya que lo que falta es investigación en este tipo de energía renovable. La dificultad está en que, a corto o a largo plazo, las máquinas terminan por ser destruidas o averiarse debido al impacto y al exceso de potencia que deben captar, que, como es imprevisible, no está todavía perfeccionado el cálculo exacto de su recogida.

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