Los últimos debates sobre el cambio climático están propiciando que la utilización de las energías renovables sea algo relevante e importante a la hora de construir viviendas o mejorar los sistemas energéticos existentes. Además, supone a largo plazo la mejora de la economía familiar e incluso de la región donde se instale.
Debemos distinguir lo que son energías renovables, es decir, aquellas fuentes de las que se obtiene energía y que son inagotables, bien sea porque poseen gran cantidad de energía para liberar, o bien porque se regeneran por sí mismas. Aun así, dentro de las mismas, debemos distinguir entre las que son limpias y las contaminantes. Entre las primeras, se encuentran la energía solar (que proviene del sol), la eólica (viento), hidráulica (ríos y corrientes de agua dulce, mareomotriz (mares y océanos), geotérmica (calor de la tierra), undimotriz (olas)…Todas estas tienen su origen energético en su gran capacidad energética debido a su inmensidad.
Por otra parte, están las realmente renovables, es decir, que se renuevan por sí mismas, y se producen a partir de materia orgánica (también llamada biomasa). Éstas se utilizan directamente como combustible, como la madera, o bien como biogás o bioetanol tras un proceso de fermentación orgánica, o de transesterificación , dando lugar al biodiésel. El problema que tienen estas energías puramente renovables es que, al igual que los combustibles fósiles, desprenden gran cantidad de dióxido de carbono en su combustión, éste va a la atmósfera y produce el temido efecto invernadero, con lo que el medio ambiente se resiente cada vez más. Incluso son aún más contaminantes que los fósiles, ya que en su combustión desprenden partículas sólidas, cenizas y hollines.
El hombre ha hecho uso de estas energías renovables casi desde el principio de la humanidad, cuando las alternativas energéticas eran escasas. Por ejemplo, la energía hidráulica ha sido muy utilizada en las antiguas civilizaciones, aprovechando los torrentes de los ríos primero para mover los molinos, y en la actualidad para poner en funcionamiento turbinas que hacen funcionar generadores eléctricos, con lo que los saltos de agua dan lugar a electricidad. También la energía solar se está aprovechando ampliamente a través de las placas solares, transformándose en calor (energía térmica) o generando electricidad (energía fotovoltaica). La energía eólica, que viene dada por el viento, se utiliza también para generar electricidad, y ya es común observar los paisajes llenos de molinos de viento actualizados que, gracias a la fuerza de su empuje, hacen funcionar centrales eléctricas para uso de grandes comunidades de habitantes.
Actualmente, las energías renovables representan el 20% del consumo de electricidad en el mundo, y dentro de este porcentaje, la energía más utilizada es la hidráulica, con un 90% del total. El resto del aprovechamiento de las energías anteriormente mencionadas es más bien anecdótico, siendo de un 5,5% la biomasa, 1,5% la geotérmica, y 0,5 la solar y la eólica respectivamente. La mayor parte de esta energía se utiliza para generar electricidad, y el resto para calefacción, climatización y transporte.