El grafeno es un material que ofrece muchas posibilidades de usos, como ser el material más liviano del mundo y se repara a sí mismo. Puede usarse para el diseño de audífonos y bocinas, además de la desalinización de agua, entre otras cosas, a lo que ahora ha de sumarse la posibilidad de brindar energía a los gadgets o las casas.
Varios científicos de la Universidad de Manchester utilizaron placas de grafeno con capas de diferentes materiales para poder crear, en base a ello, superficies energizadas por el sol.
¿Cómo son las superficies de grafeno?
Las superficies creadas son flexibles y delgadas, capaces de generar electricidad y absorber la luz solar a un ritmo parecido al de los paneles solares ya existentes. Este material podría también usarse como pintura para recubrir cualquier edificio y producir energía para ser usado por ellos mismos.
El grafeno tendría más funciones, como por ejemplo la posibilidad de que cambien de color, lo que hace que sea interesante para una casa. Además de desarrollar una pintura de este tipo, los científicos señalan que ese descubrimiento podría ocasionar gadgets extradelgados que funcionen mediante la energía que el sol les brinda.
Propiedades magnéticas del grafeno
Indudablemente, el grafeno es uno de los materiales más asombrosos que puedan existir, y en el transcurso del tiempo lo científico avanza desde lo que se creía irreal hasta lo magníficamente posible. Tal es así, que en el Instituto Madrileño de Estudios Avanzados, junto con Universidad Complutense de Madrid y la Universidad Autónoma de Madrid, han descubierto que el grafeno sería de excelente utilidad para crear componentes más confiables y super rápidos.
Las empresas en un futuro podrían reemplazar los semiconductores de silicio por el grafeno, el cual les permitiría acceder a componentes más ligeros, rápidos, baratos, pequeños y con un consumo de energía más eficiente. Además, otra de las cualidades del grafeno magnético es su uso para producir futuras placas madre capaces de aprovechar todas las cualidades de los electrones, dando como resultado equipos de cómputo que precisen de una fracción energética a la que requieren en la actualidad.